Ha transcurrido una semana de la no
consecución de la ciudad de Madrid de la organización de los Juegos Olímpicos
de 2020. Y después de varios días de análisis sobre las causas de la pérdida,
ahora solo nos queda tristeza, silencio, la decisión de no presentar la
candidatura para 2014 y las bromas sobre el inglés de Ana Botella. Que sí, que
siempre nos queda el humor pero qué igual el nivel medio de los españoles no es
muy superior al demostrado por la actual alcaldesa de Madrid… para pensarlo.
Los días siguientes estuvieron llenos de
reacciones de todo tipo, todos ellos lugares comunes de la sociedad y cultura
españolas, todos ellos contrarios a la crítica constructiva y el aprendizaje:
visionarios que decían “yo ya lo dije”, miradas a otro lado, culpas a otros,
victimismo (siempre nos toca a nosotros), complejos de inferioridad (no
pintamos nada), y complejos de superioridad que encajan mal las derrotas. Y mis
preferidas, las de intelectuales que tildaban de desperdicio el dinero gastado
en la candidatura, y reclamaban que el previsto para el evento (ya fallido) debería
ser empleado en salud, educación y cultura. Conclusión: el deporte no es salud,
ni educación ni cultura. Y caí en la cuenta que esta era otra creencia bien
arraigada en este país. Y así nos va, y no me refiero a los éxitos deportivos
con los que afortunadamente estamos viviendo una época de ellos repleta. Hablo
de que el deporte además de ser indispensable para mantener una buena salud,
conlleva valores educativos fundamentales como la superación, la tolerancia al
fracaso, el sacrificio, la solidaridad y respeto al otro, todos ellos muy
carentes en la sociedad española. Así que sí, estoy de acuerdo, destinemos ese
dinero previsto a Madrid 2020 a salud, educación y cultura, y por favor como
parte de ellos al deporte, al deporte y la educación de base para que puedan
acabar formando parte natural e indisociable de la vida y cultura españolas, y
no solo estandartes y fuentes puntuales de alegría colectiva en forma de
victorias de Rafa Nadal, la selección de fútbol, de basket, de balonmano, de waterpolo,
de tantos…
Y sí, estoy triste: mi ciudad no será
olímpica, las federaciones ven recortados sus presupuestos, y las becas ADO se
reducirán sin patrocinadores que ya no tienen a la vista unas olimpiadas. Fernando
Romay publicó un twitter con un link a la canción “I will survive” diciendo que
esto era lo que le quedaba a muchos deportes minoritarios: sobrevivir. Pero de
esto se habla poco, muy poco, nada, no será importante…