Para
comenzar, su objetivo principal, que es recaudar dinero para la investigación y
lucha contra el cáncer de mama es incuestionable y diría que imprescindible.
Sin embargo me parece que la cuantía por inscripción a ello destinado es muy
escasa, perdiendo por tanto su verdadero espíritu original. Le sumo a esto la
tristeza que me produjo ver que tras acabar la carrera, sus participantes se abalanzaban
a los stands de las marcas que ofrecían muestras gratuitas de sus productos,
mientras el de la Asociación Española Contra el Cáncer que vendía por unos simbólicos
5 euros unas gafas de sol y recogía donaciones, estaba completamente vacío.
Esta
carrera ha servido y sirve para que muchas mujeres comiencen a correr, y esto,
en un país donde la cultura del deporte en general y en particular en femenino
tiene aún mucho rango de mejora, me alegra enormemente. Sin embargo considero
que cultura del deporte no incumbe solamente a quien lo practica, sino a la
sociedad en general. Y aquí, lamentablemente, el camino por recorrer es aún
inmenso. Porque si el deporte fuera valorado y respetado no ocurriría que
intentes entrar en primera línea de salida para correr (correr!!!) en tu tiempo
y ritmo y sea prácticamente imposible, como sucedió este domingo igual que los años
anteriores. Porque insisto en que me alegra y respeto a todas las mujeres que
participan (corran, troten, anden,… / madres, abuelas, nietas,…). Pero, ¿por
qué no respetan que yo quiera correr?. No es difícil (creo) entender que las
corredoras hemos de salir al principio sin que las “caminantes” nos
entorpezcan, evitando adicionalmente que las atropellemos y podamos caernos
(ambas). Hay lugar para todas, y hay que entender cual es el lugar de cada una,
para que TODAS podamos disfrutar. Así que no entiendo que se anteponga la
satisfacción del ego que supone salir “la primera”, frente al respeto del deseo
y objetivos de todas y cada una.
Y para
acabar, me sorprendió agradablemente que los telediarios del mediodía emitieran
reportajes amplios sobre el evento. Eran imágenes teñidas de rosa y palabras
exultantes de mujeres recién llegadas a meta: “las mujeres podemos con todo”, “somos unas luchadoras, que se sepa!”,
“todas juntas podemos!”, que más parecían una exaltación de la lucha del
género femenino que palabras de ánimo y apoyo a las mujeres que tengan o pueden
llegar a padecer el cáncer. Así que, y un poco avergonzada, me pregunto si es
que los hombres no pueden con ello, si es que no merecen también nuestro
apoyo…, que igual es bueno no mezclar los temas.
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